Por Paulina Guarnieri
Zoom3, tinta de Valeria Traversa |
En los Zoom anteriores estuvimos abordando temas generales sobre los vínculos entre museos y comunidades. Vimos que estas propuestas pueden compartir ciertas problemáticas pero inevitablemente cada institución debe diseñar su propio plan.
Entonces, para acercarnos a un caso concreto, voy a compartir nuestra experiencia en Fundación Proa.
Desde su inauguración en 1996, Proa estableció un vínculo especial con el barrio: la apertura de este centro de arte contemporáneo en La Boca tensionó el circuito artístico de Buenos Aires brindando una oferta de primera línea en la zona sur y obligando al público habitual del arte a desplazarse a los márgenes de la ciudad: un lugar que resultaba incómodo y de difícil acceso. Aun así, siempre se asumió que la presencia física de la fundación y su oferta cultural no bastaban en sí mismas para generar un diálogo real y productivo con los habitantes de la zona. Esta preocupación fue constante y ya en 2008, junto con la remodelación y ampliación del edificio, la dirección consideraba instalar en la vereda una estructura intermedia que brindara talleres y actividades y que funcionara como un nexo entre la comunidad y la institución.
En este marco, nos propusimos generar espacios de interacción entre distintas poblaciones e instituciones que conviven en el territorio pero que no suelen interactuar entre sí y, paralelamente, vencer las barreras físicas y simbólicas que pueden limitar el acceso a Proa, entendiendo a la institución como un espacio complejo y significativo. Es decir, colaborar en el proceso de "habitar", reconociendo que no consiste únicamente en residir o visitar un lugar, sino en entenderlo y darle significado personal.
Creemos que el arte puede jugar un rol fundamental en este proceso. La idea es abrir las miradas sobre el presente y colaborar en la construcción de futuros posibles, confiando en la capacidad transformadora del pensamiento, la imaginación, la producción y el trabajo sostenido.
Este año comenzamos con un programa anual que cuenta con el apoyo de Mecenazgo Cultural de la Ciudad de Buenos Aires.
Las estrategias y los dispositivos:
Foto: Cortesía de Fundación Proa |
El Centro Cultural Nómade (CCN) inauguró en enero de 2011 y está por comenzar su quinta edición en la vereda de Proa. Fue diseñado por el estudio de arquitectura a77 y cuenta con una arquitectura flexible y móvil basada en los conceptos de sustentabilidad y aprovechamiento de recursos. Su estructura, compuesta por un contenedor portuario reciclado y mobiliario especialmente diseñado, se instala en la explanada de la Fundación durante el periodo estival para ofrecer talleres abiertos y gratuitos todos los fines de semana.
Tomando la histórica vista de La Boca como espacio de trabajo, el Riachuelo, la Plaza de los Suspiros y el Puente Transbordador, se convierten en elementos característicos de este escenario educativo. En este marco, el contenedor funciona como metáfora de la actividad portuaria, parte sustancial de la historia del barrio que se conecta con el presente: la avenida que está frente a la Fundación es una de las principales vías del tránsito de camiones que transportan estos mismos módulos.
A esto se agrega que el mobiliario fue íntegramente construido con madera reciclada de cajas de exportación diseñadas para el transporte de vidrios blindados. De esta manera, sutilmente, la estructura en su conjunto alude a las posibilidades humanas de resignificación de la materia a través del arte, condensando pasado y presente, transformando el conflicto en convivencia.
Los talleres que se desarrollan en el CCN funcionan con una modalidad abierta y continua, los educadores reciben a cada grupo o visitante integrando tanto a los chicos y familias del barrio como a los transeúntes y el público específico de Proa. Estas acciones se acompañan con un trabajo de difusión directa en el barrio, invitando personalmente a los vecinos, repartiendo volantes, pegando carteles en los comercios del barrio.
Fuera del periodo estival, entre 2011 y 2013, el CCN itineró por instituciones como el Centro Metropolitano de Diseño (CMD) y el cheLA (Centro Hipermedial Experimental Latinoamericano) siempre con el objetivo de promover los vínculos entre la comunidad y estas instituciones que perduren una vez retirado el dispositivo.
Este año, y como parte de la consolidación del programa para la comunidad de la Fundación, el CCN se instaló en el Parque Benito Quinquela Martín, punto de reunión de los vecinos del barrio. El trabajo en este espacio, ubicado detrás de la cancha de Boca Juniors y a unas siete cuadras de Proa, nos permitió establecer nuevos vínculos.
Para conocer más sobre las actividades del CCN pueden visitar nuestro blog: http://www.proa.org/esp/education-centro-cultural-nomade-2014.php
Foto: Cortesía de Fundación Proa |
Una red de trabajo colaborativo con las instituciones:
Paralelamente, trabajamos para conformar una red de trabajo con las instituciones sociales y culturales, que este año creció fuertemente y se vio potenciada por la implementación del programa anual. A tal fin, en un primer nivel de acción, se realizó un relevamiento de las instituciones del barrio con las cuales no habíamos tenido contacto y se las invitó a conocer la Fundación. En un nivel más profundo, se generaron proyectos colaborativos con otras instituciones en función de sus intereses específicos. Finalmente, en una tercer etapa, se busca generar un vínculo entre las instituciones mismas, realizando encuentros a partir de actividades colaborativas y artísticas.
En relación al contacto con las instituciones, me parece importante compartir las palabras de Laura Ferreiros, coordinadora del Programa para la comunidad en la Fundación:
“En líneas generales, pueden establecerse dos grandes tipos de vínculos con la comunidad. Por un lado, con la comunidad en general y por otro con instituciones muchas veces lideradas por representantes de gente del barrio o no, pero que definitivamente trabajan con personas que viven en la zona. En estos dos grandes grupos suceden cosas diferentes. En términos generales las instituciones se encuentran muy interesadas en el vínculo y algunas veces se colocan en una situación de “subordinación”, como si solo nosotros tuviéramos algo para compartir. Esto supone un gran esfuerzo de parte nuestra por sugerir un tipo de vínculo basado en el trabajo colaborativo a través del cual la institución aparezca tanto como nosotros”.
El artista Ariel Montagnoli en talleres CCN Parque Benito Quinquela Martín. ©Fundación Proa |
El trabajo con artistas y especialistas:
En todo este conjunto de actividades, trabajar junto a los artistas nos permite centrarnos en el campo artístico y no sólo en las obras o exhibiciones. Paralelamente, conocer a los artistas, humaniza dicho campo y construye una imagen distinta a la de “genio creador”, que aún sigue instalada en el imaginario de muchas personas. Finalmente, este contacto directo nos acerca a los procesos creativos que resultan centrales en el trabajo en torno al arte.
Es por este motivo que promocionamos la realización de actividades en el espacio público diseñadas por artistas y los invitamos a realizar talleres en las instituciones del barrio.
La evaluación:
Todo programa, desde el mismo momento en que se diseña, debe incluir su sistema de evaluación y control. Nuestro sistema incluye una serie de herramientas cualitativas y cuantitativas que van desde el informe diario de los educadores, la opinión de los participantes y representantes institucionales, la cuantificación por tipo de público, el tiempo de participación de los distintos segmentos, la observación para detectar si las metas se están cumpliendo –es decir- si existen interacciones significativas, colaboración, soluciones creativas o procesos de metacognición, entre otras estrategias que requerirían otros ZOOM aparte. Es necesario decir que debemos asumir que hay muchos aspectos del trabajo en torno al arte y la educación que no son observables de forma inmediata, pero también, que eso no nos desliga de evaluar seriamente nuestro trabajo. Existen herramientas concretas que nos dirán si vamos bien encaminados, si estamos cumpliendo nuestros objetivos y tenemos la responsabilidad de hacerlo.
Luis Camnitzer en el Seminario Arte e Integración Social II, Fundación Proa, octubre de 2012. © Fundación Proa |
Un trabajo profesional que vincule el arte y la comunidad requiere del intercambio de teorías y experiencias, es decir, conocernos, discutir, debatir. En esta línea, el equipo de Proa participó en distintas instancias de capacitación y también promocionó la realización de seminarios y encuentros con especialistas locales e internacionales. Este aspecto, que también excede el espacio de este texto, es parte constitutiva de nuestro programa.
La gestión:
La realización de programas de este tipo implican una ardua tarea de gestión, presentación de proyectos y búsqueda de recursos, acompañados de un gran trabajo conceptual y… burocrático.
A diferencia de lo que sucede en otros países, no es común que en Argentina los equipos educativos se encarguen de trabajar sobre estos aspectos. Probablemente esto se deba a un doble juego del lugar que las instituciones suelen brindarnos y paralelamente, los roles que estamos acostumbrados a ocupar. Existe una imagen relativamente fuerte que une el trabajo educativo a la práctica directa y no al diseño y la gestión de proyectos pero, si queremos crecer, debemos superar estas barreras.
La presentación de proyectos a Mecenazgo Cultural para las instituciones de la ciudad de Buenos Aires o, el trabajo colaborativo con artistas o grupos que pueden presentar dichos proyectos para llevarlos a cabo en nuestra institución, es un gran recurso. Sin embargo, los programas y sistemas de colaboración y financiación a nivel nacional e internacional son realmente variados; para conocerlos -además de la investigación- podemos recurrir a las personas que manejan proyectos o espacios autogestionados y que suelen tener un amplio conocimiento sobre el tema.
Más allá de nuestra comunidad:
A nivel internacional podemos encontrar distintos programas y plataformas que promocionan el vínculo entre comunidades de distintas partes del mundo. De acuerdo a las metas de nuestra propuesta estos recursos pueden resultar útiles. Un caso en el cual participamos fue la plataforma Turbinegeneration de Tate Modern. Hoy en día este mismo programa se llama BP Art Exchange y las instituciones educativas o artísticas que lo deseen pueden sumarse libremente: https://bpartexchange.tate.org.uk/
Me despido diciendo que hoy en día los vínculos con distintas comunidades lejanas o cercanas, situadas o no territorialmente, es una preocupación central para museos grandes y pequeños. Invito a los interesados en el tema a investigar y si lo desean, compartir, las propuestas que les resulten interesantes.
¡Muchas gracias!
No hay comentarios:
Publicar un comentario