Zoom: Educar en la autonomía

Por Eva Llamazares
Zoom3 Tinta de ValeriaTraversa
Educar siempre es una acción bien vista que padres y docentes realizan con gran convicción, Eric Fromm en su libro El arte de amar (Paidos 2013), hace una interesante diferenciación entre educación y manipulación. ¨Educación significa ayudar al niño a realizar sus potencialidades. Lo contrario de educación es la manipulación, que se basa en la ausencia de fe, en el desarrollo de las potencialidades y la convicción de que un niño será como corresponde sólo si los adultos le inculcan lo que es deseable y suprimen lo que parece indeseable. No hay necesidad de tener fe en el robot, puesto que tampoco hay vida en él.¨


Me pregunto: ¿cuánta conciencia tenemos de esta diferencia entre educar y manipular?

Si pensamos cuantas cosas aprendimos desde que nacimos, es casi imposible enumerarlas y explicar cómo todos esos saberes conforman nuestro universo de conocimientos. Algunos aprendizajes están sellados en el cuerpo, otros en el disco rígido de nuestro cerebro y los más profundos se albergan en ese lugar, que todavía no sé dónde localizarlo, pero guarda aquellos sentimientos de infelicidad y felicidad que nos envolvieron en cada experiencia desde la temprana edad. 


La infancia es el momento en el que hacemos grandes logros que nos acompañan toda la vida: aprendemos a comer, a sentarnos, a caminar, a hablar y tanto más, en solo esos 3 primeros años de vida. En algunos espacios de enseñanza se plantea no intervenir constantemente en el desarrollo de los niños pequeños, mis hijos asisten al Instituto Platerillo y ellos acercan a los padres la teoría de una pediatra llamada Emmi Pikler que comprobó a comienzos del siglo XX, que si se anima la actividad autónoma del niño se confirmará que es capaz de hacer muchas más cosas de las que creemos. El rol que tienen los adultos muchas veces no favorece al desarrollo motor del niño y se lo estimula todo el tiempo sin respetar aquellas actividades autónomas iniciadas por él mismo, esa asistencia del adulto impide el movimiento libre y el aprendizaje autónomo. 


Como saben me gustan los juegos… y la forma natural en la que un niño aprende es jugando, explorando y enfrentándose a desafíos constantes con los tiempos individuales de cada persona. Los adultos muchas veces queremos ser ¨el señor de la vereda¨, determinando tiempos y espacios para que todos estos aprendizajes lúdicos encuadren en nuestra vida. Las instituciones educativas también hacen un gran esfuerzo en reglar y organizar esta actividad lúdica innata que tiene el ser humano. Esto no quiere decir que el adulto no tenga una mirada contenedora de cuidado sobre las acciones de los chicos, propiciando rutinas, encuadres y espacios donde esta actividad libre pueda tener lugar, pero es importante cuestionarse si esas marcas, esas propuestas, no obturan en vez de abrir. Si no son imposiciones para que los chicos se conviertan en lo que los grandes quieren y no lo que realmente desean los más pequeños.

El gran pedagogo Paulo Freire (del que recomiendo leer todos sus escritos) se preguntaba: ¨ ¿Por qué perder la oportunidad de ir señalando siempre a los hijos el derecho que tienen, como personas, de ir forjando su propia autonomía? Nadie es sujeto de la autonomía de nadie. Por otro lado, nadie madura de repente, a los 25 años… una pedagogía de la autonomía tiene que estar centrada en experiencias estimuladoras para la decisión y la responsabilidad, valga decir, en experiencias respetuosas de la libertad.¨ (Pedagogía de la autonomía. Saberes necesarios para la práctica educativa. Siglo veintiuno editores 2010)

Vuelvo a preguntarme: ¿Qué actividad autónoma ofrecen los museos a sus visitantes más allá de recorrer sus exposiciones? ¿Qué saberes creemos necesarios para visitar estos espacios?
Si esperamos a la mayoría de edad: ¿el museo no tardaría mucho tiempo en formar parte de la vida de las personas?

Existen espacios de exhibición donde no admiten la entrada de niños menores de 12 años, por ejemplo la Neue Galerie que se encuentra en Nueva York a solo pasos del Metropolitan Museum of At y del Central Park. Tiene todo el derecho de tener una política de admisión muy definida, esto es una decisión institucional muy válida, pero habla claramente de que el cuidado de su patrimonio es la prioridad del espacio y deja ver sus limitaciones para habilitar la circulación y participación del público infantil y familiar. Cuando quise visitarla esto fue una excelente excusa para que mi hijo y mi esposo disfruten de los juegos del parque mientras yo me deleitaba con una muestra sobre arte vienés, pero cuando estuve frente a las obras de Gustav Klimt me hubiese encantado comentarlas y compartirlas con ellos. El espacio de exhibición no es muy diferente de otros donde no hay restricciones de edades para ingresar, claramente definieron un público con quienes quieren dialogar y éste es adulto e interesado en las exquisiteces del arte y diseño alemán y austríaco. Hay que esperar a crecer para disfrutar de él... 

Las experiencias de visitar estos espacios con la compañía de adultos disponibles y responsables es una situación posible, con aquellos familiares, docentes o educadores de museos que nos den la mano para mirar, para aprender por qué no tocar, para descubrir que así como no queremos prestar nuestro juguete por qué no queremos que lo rompan… estos espacios tiene que aprender a compartir sus patrimonios con encuadres y pautas claras de cómo cuidarlos entre todos.


Parece sencillo, pero es un cambio de paradigma...
En la próxima pensamos cómo hacerlo o qué estrategias son posibles en algunos espacios.

En las fotografías hay docentes que acompañan y habilitan...
Hasta pronto!
Eva Llamazares

2 comentarios:

Cristian dijo...

Todo lo relacionado con la educación me importa mucho ya que me dedico a esto, y además tengo hijos en edad escolar y por eso me importa de que forma esta dada la educación de hoy en dia y de que forma se puede mejorar. Yo creo que el uso de internet es importante en la búsqueda de las cosas y es asi como los ayude a aprender quimica

Anónimo dijo...

Muchas gracias Eva por las reflexiones de arte y educación, tus aportes y los del grupo enriquece mi forma de pensar y de educar en mis espacios.
Alejandra Fernandez