Por Ana Luz Chieffo
Cuando pienso en lo pequeño inmediatamente aparece su opuesto, el juego dialéctico de lo grande y lo pequeño en cuanto a dimensiones y calidad. En estos términos, las pequeñas colecciones resultan pequeñas porque el número de sus obras es acotado y abiertas o grandes, porque albergan las obras de los visitantes en un número indeterminado. Además en cuanto al tamaño, se proponen como microcosmos, pequeños mundos concentrados y abarcables que refieren a un tema particular.
Cuando pienso en lo pequeño inmediatamente aparece su opuesto, el juego dialéctico de lo grande y lo pequeño en cuanto a dimensiones y calidad. En estos términos, las pequeñas colecciones resultan pequeñas porque el número de sus obras es acotado y abiertas o grandes, porque albergan las obras de los visitantes en un número indeterminado. Además en cuanto al tamaño, se proponen como microcosmos, pequeños mundos concentrados y abarcables que refieren a un tema particular.
Volviendo al consejo
de Gastón Bachelard, advierto que algo de
la esencia imaginaria de estas Pequeñas Colecciones, se encuentra en el
adjetivo, en aquello que va a crecer, que tiene algo de semilla y entonces me
pregunto ¿las pequeñas colecciones pueden
ser un germen para la creación poética del visitante?.
Ya he mencionado
que las producciones visuales de los visitantes en las actividades educativas, dan
lugar a pequeñas colecciones que
forman parte e interactúan con la Colección exhibida.
Colecciones de Paisajes inspirados en la obra de Andy La Morticella |
Estas pequeñas colecciones evidencian distintos tipos de vínculos con las
obras expuestas, desde las más literales
respecto a la obra “inspiradora”, las
realizadas en forma automática (las
menos), hasta las producciones más
elaboradas que expresan opiniones personales y creatividad. Por otro lado, en el plano imaginario, es observable que el
visitante vincula lo que ve con sus colecciones
personales de obras de arte, relatos y
experiencias.
Cajitas de colección
En el marco
de la muestra Buen Viaje!, Gabriela Mesutti, artista expositora participó de las
visitas con adultos mayores compartiendo con ellos una actividad plástica.
Para el
grupo, conocer a la artista significó un momento mágico donde
después de los
primeros instantes de asombro, sobrevino una intensa conversación sobre el proceso
creativo de las pinturas, su materialización y la formación personal. Ya creado
el vínculo, Gaby les propuso acompañarlos al invernáculo histórico (lugar
elegido para conocer algunos aspectos centrales del Jardín Botánico),
invitándolos a realizar esa caminata con los sentidos bien abiertos, para
disfrutarla y captar perceptivamente todo lo que el lugar ofrece.
Después del
paseo por el Jardín, una vez de vuelta a la Casa Thays donde se expone la
muestra, inicia la actividad de taller (sobre tablas, caballetes y sillas
ubicados en la misma sala de exposición), Gabriela invita al grupo a realizar un collage. Para ello, les propone que cierren los ojos, aquieten el ritmo y piensen en tres palabras que los hacen viajar. Después
de unos instantes, con gran delicadeza como
en un ritual, les reparte una pequeña cajita y unas tiritas de papel donde escribirán
esas tres palabras.
Mientras los
adultos mayores escriben sus palabras, Gaby se acerca a responder preguntas,
ayuda a escribir y les propone armar el
collage eligiendo una de las palabras
guardadas en la cajita personal. Se inicia así una labor intensa de elección de
imágenes, consultas y armado.
Al cabo de
media hora ya están terminados los primeros collage,
producciones sorprendentes donde no faltaron
metáforas visuales y composiciones cromáticas. Después de presentar cada
collage al grupo, Gaby se despide invitándolos a continuar creando en el Centro
de Día, es decir a seguir armando collage con las dos palabras restantes
guardadas en la cajita.
Entre los
aciertos de la propuesta de Gaby Mesutti, me detendré en la producción. Muchas veces sucede que las
intervenciones pedagógicas con adultos mayores se limitan al plano de los
recuerdos, se activan procesos reminiscentes sin vincularlos con el presente y
la vida cotidiana de las personas. En estos casos, la idea que subyace es que
el pasado es lo que vale y el presente sólo se justifica a través de ese
pasado. En cambio la propuesta de Gaby
se ancló en el hoy, no sólo en la evocación de “las tres palabras que te hacen viajar”, un presente que
indudablemente iba a reunir todo lo vivido, sino también en la producción
plástica a la que fue direccionando hacia composiciones no literales, con vuelo
poético personal.
Una mención
especial merecen “las cajitas”, pequeños cofres en miniatura, entregados como
tesoros para guardar esas palabras valiosas. Cajitas diminutas, que se asemejan
a los pastilleros donde las personas mayores guardan sus remedios, pero que transformados por el arte, pasan a ser
receptáculo de otros significados asociados al placer y la salud. Cajitas de colección (de artista) que tienen
algo de souvenir y que son el disparador para las colecciones de collage.
Para concluir, el
mismo Bachelard habla de ver lo grande en lo pequeño, entonces las pequeñas colecciones, sin la ambición de
las grandes colecciones de los museos, pueden ser una “muestra” de la
pluralidad del arte contemporáneo sobre el tema elegido y una “muestra” de la
diversidad de expresiones de los visitantes, ¿podrán ser por ello grandes en lo pequeño?.
Con esta
pregunta me despido, hasta el próximo encuentro!!!
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