Zoom: Lo grande y lo pequeño. Las colecciones de los visitantes. Parte 4.

Por Ana Luz Chieffo

Cuando pienso en lo pequeño inmediatamente aparece su opuesto, el juego dialéctico de lo grande y lo pequeño en cuanto a dimensiones y calidad. En estos términos, las pequeñas colecciones resultan pequeñas porque el número de sus obras es acotado y abiertas o grandes, porque albergan las obras de los visitantes en un número indeterminado. Además en cuanto al tamaño, se proponen como microcosmos, pequeños mundos concentrados y abarcables que refieren a un tema particular. 

Volviendo al consejo de Gastón Bachelard, advierto que algo de la esencia imaginaria de estas Pequeñas Colecciones, se encuentra en el adjetivo, en aquello que va a crecer, que tiene algo de semilla y entonces me pregunto ¿las pequeñas colecciones pueden ser un germen para la creación poética del visitante?.
"Colecciones"  de  Germinaciones Sueños,  obra de
Florencia Fernández Frank

Ya he mencionado que las producciones visuales de los visitantes en las actividades educativas, dan lugar a pequeñas colecciones que forman parte e interactúan con la Colección exhibida.
Colecciones de Paisajes
inspirados en la obra de Andy La Morticella
      
Estas pequeñas colecciones  evidencian distintos tipos de vínculos con las obras  expuestas, desde las más literales respecto a la obra “inspiradora”,  las realizadas  en forma automática (las menos),  hasta las producciones más elaboradas que expresan opiniones personales y creatividad. Por otro lado,  en el plano imaginario, es observable que el visitante vincula lo que ve con sus colecciones personales de obras de arte, relatos y  experiencias.

Cajitas de colección

En el marco de la muestra Buen Viaje!, Gabriela Mesutti, artista expositora participó de las visitas con adultos mayores compartiendo con ellos una actividad plástica.
Para el grupo, conocer a la artista significó un momento mágico donde
después de los primeros instantes de asombro, sobrevino una intensa conversación sobre el proceso creativo de las pinturas, su materialización y la formación personal. Ya creado el vínculo, Gaby les propuso acompañarlos al invernáculo histórico (lugar elegido para conocer algunos aspectos centrales del Jardín Botánico), invitándolos a realizar esa caminata con los sentidos bien abiertos, para disfrutarla y captar perceptivamente todo lo que el lugar ofrece.
Después del paseo por el Jardín, una vez de vuelta a la Casa Thays donde se expone la muestra, inicia la actividad de taller (sobre tablas, caballetes y sillas ubicados en la misma sala de exposición), Gabriela invita al grupo a realizar  un collage. Para ello, les propone  que cierren  los ojos, aquieten el ritmo y piensen en tres palabras que los hacen viajar. Después de unos instantes,  con gran delicadeza como en un ritual, les reparte una pequeña cajita y unas tiritas de papel donde escribirán esas tres palabras. 


Mientras los adultos mayores escriben sus palabras, Gaby se acerca a responder preguntas, ayuda a escribir y les propone  armar el collage eligiendo  una de las palabras guardadas en la cajita personal. Se inicia así una labor intensa de elección de imágenes, consultas y armado. 


Al cabo de media hora ya están terminados los primeros collage, 
producciones sorprendentes donde no faltaron metáforas visuales y composiciones cromáticas. Después de presentar cada collage al grupo, Gaby se despide invitándolos a continuar creando en el Centro de Día, es decir a seguir armando collage con las dos palabras restantes guardadas en la cajita. 


Entre los aciertos de la propuesta de Gaby Mesutti, me detendré en la producción. Muchas veces sucede que las intervenciones pedagógicas con adultos mayores se limitan al plano de los recuerdos, se activan procesos reminiscentes sin vincularlos con el presente y la vida cotidiana de las personas. En estos casos, la idea que subyace es que el pasado es lo que vale y el presente sólo se justifica a través de ese pasado.  En cambio la propuesta de Gaby se ancló en el hoy, no sólo en la evocación de “las tres palabras que te hacen viajar”, un presente que indudablemente iba a reunir todo lo vivido, sino también en la producción plástica a la que fue direccionando hacia composiciones no literales, con vuelo poético personal.
Una mención especial merecen “las cajitas”, pequeños cofres en miniatura, entregados como tesoros para guardar esas palabras valiosas. Cajitas diminutas, que se asemejan a los pastilleros donde las personas mayores guardan sus remedios, pero que  transformados por el arte, pasan a ser receptáculo de otros significados asociados al placer y la salud.  Cajitas de colección (de artista) que tienen algo de souvenir y que son el disparador para las colecciones de collage.  
Para concluir, el mismo Bachelard habla de ver lo grande en lo pequeño, entonces las pequeñas colecciones, sin la ambición de las grandes colecciones de los museos, pueden ser una “muestra” de la pluralidad del arte contemporáneo sobre el tema elegido y una “muestra” de la diversidad de expresiones de los visitantes, ¿podrán ser por ello grandes en lo pequeño?.

Con esta pregunta me despido, hasta el próximo encuentro!!!



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