Zoom: Conversaciones en las cocinas de los museos, en busca de recetas.

Zoom1 Acrílico- Valeria Traversa

Por: Silvia Paz
Edición Mercedes Pugliese
Museo Alimentarium
Recorrer sabores de la mano de un visitante. 

Como turistas siempre andamos en busca de recuerdos en el paladar. Nos acordamos de ese panecito de allá o de ese postre de aquel otro lugar. Los guardamos en la memoria para volver a olerlos…las comidas saben de raíces y conocen de  huellas…

En cada comida que probamos estamos siendo parte de las cocinas que les dieron origen. De esos pedacitos de fuego y cucharas en donde sucede el encuentro y donde se regala el tiempo en forma de medialuna. Las cocinas son recorrido de sabores, escenas de lo cotidiano, mezclar los ingredientes y surcar caminos con aroma a casa… Estamos en la cocina, estamos en la infancia.

Museo y casa,  suelen recrear estos espacios para contar un parte importante del dueño. Eulalia Domingo en su videocomunicación “La casa y la palabra” El efecto Galatea, comenta que los objetos que albergan los espacios de las casas-museos mantienen una estrecha relación entre sí, nos hablan de la época, es más importante que estén juntos que su valor de uno en uno; Los objetos construyen con el edificio con el contexto general, con el visitante. Las casas museos ya no son casas, la vida y el uso que se les dio ya no existen, son imágenes de casas. Organizan los objetos de modo tal que creemos que están vivas y nos olvidamos que están armadas para la “ocasión”. Nos imaginamos movimientos de delantales y polleras y al prócer en cuestión  sentado a la mesa esperando su almuerzo. La escena le gana a la realidad, y como en la casa de Cervantes, no importa que el escritor haya bebido exactamente de esas jarras o que tomara la leche calentada por esos cachorros, lo que vale es esa ficción que nos abre las puertas a su mundo privado.
Cocina del Museo Casa de Cervantes de Valladolid
Hay también cocinas que muestran una época, como la que conocí del Museo Fernández Blanco en donde su arquitectura nos llevaba a experimentar  algo de las charlas eternas, muy cerquita del fuego, con el sabor al mate cocido, crocante como el pan, atentos como cocinar y revolver  por horas el dulce de leche, perfumado como la canela del arroz con leche, mezcla de todo como los pucheros.

Museo Alimentarium
¿A quién le pido la receta de la mazamorra?

Pero no todo es mirar e imaginar en los museos. En lugares como El Museo del Puerto de Ingeniero White las cocinas funcionan y siguen preparando recetas. La gente se junta a comer las comidas que preparan otros visitantes en el horno del museo. Y mientras se cortan las verduras o se revuelve con cuchara los que esperan también se vuelven cocineros.  Cocinan sus platos con palabras.
Palabras con sabor a historias de repasadores, como el que está bordado, pulcro y planchado, el que está impecable para las visitas.
Palabras con gusto a memoria y olor a recuerdos:
"[Hay una foto en el museo en donde se ve a] cuatro foguistas comiendo tallarines en la cabina de la locomotora; en el momento cuyo trabajo era alimentar la máquina, dos hornos, uno que necesita carbón coke, otro  tallarines." Museo del Puerto de Ing. White 

“Tal vez uno de los objetos predilectos del museo sea una cocina a leña; la que fabricó José para regalarse a su esposa, él usó su saber de herrero, manejando sus herramientas y amoldando los materiales.  En una pequeña puerta lateral sus hijos tostaban los granos de girasol."Museo del Puerto de Ing. White 

¿Cuánto tardaríamos en encender el fuego para cocinar en la cocina de hierro llamada económica?
Los "repasadores" del Museo del Puerto Ingeniero White



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