Zoom ¿qué contamos en el museo?

Zoom 1 Acrílico Valeria Traversa


Por Anabelle Castaño
Editora Ana Luz Chieffo

Algunas formas de contar (parte 3)

Tengo que empezar esta última entrega con una terrible confesión: cuando voy a un museo soy una pésima visitante. Muchas veces, me encuentro recorriendo las exposiciones de forma superficial y aleatoria, deteniéndome poco, no respetando el guión museográfico (y la orientación para el recorrido de las muestras) o enfocándome más en detalles del know-how o del detrás de escena y no tanto en la exposición (me ha pasado: estar en la Tate Modern, observando fascinada los recursos interactivos y las guías que utilizaban los alumnos de una escuela… y casi pasar de largo junto a un Kandinsky).

Pero, si el museo -o espacio significativo- que estoy visitando me cuenta una historia, o me hace una pregunta que despierte una historia en mi cabeza, mi atención se enfoca y empiezo a observar detalles que, de otra forma, serían ignorados o pasados por alto.

Muchos museos aplican esto (en el formato tradicional del guión museográfico o en nuevos formatos digitales, como el “digital storytelling”, del cual dejo algunas recomendaciones bibliográficas).


El museo me cuenta
En  2007 visité el Museo Arqueológico de Catalunya (Barcelona). Me gustó muchísimo, pero si me preguntaran ahora qué fue lo que vi, probablemente respondiera: “unos dioramas del homo neanderthalensis” (y tal vez me equivoque de especie)” y unas colecciones preciosas de cerámica”.
Sin embargo, hubo una muestra temporal que me impactó: “L'Esculapi. El retorn del déu” (ir al enlace).

La exposición no me mostraba solamente al Esculapio de Empúries, una importante escultura griega, sino que me contaba su historia: cómo fue descubierto, excavado, investigado y restaurado, plasmando 100 años de idas y vueltas, como los momentos de tensión y conflicto de un cuento.
La muestra, distribuida a lo largo de un recorrido casi laberíntico, era un espiral de fotografías y textos donde no aparecía casi ningún objeto (Esculapio era invisible, aunque estaba presente en cada momento del relato).

El colorín colorado, el cierre dramático de la historia en el corazón de la espiral, era el mismo mármol: detenerse frente a un Esculapio que se había ido revelando, a medida que su historia era contada. Todavía puedo evocar ese instante en que nos encontramos él y yo, frente a frente. El silencio se convirtió en cómplice y testigo de nuestras miradas. Nunca he vuelto, pero su historia permanece conmigo.

Otro ejemplo de esto podría ser la muestra de dinosaurios del Natural History Museum de Londres: “Dinosaurs” no sólo me muestra dinosaurios: entabla un diálogo conmigo, me hace preguntas que cambian el foco de mi mirada sobre la muestra. Esto también es una forma de contar una historia.
“¿Eran los dinosaurios como los animales que viven hoy en día? Mirá la exhibición y decidilo por vos mismo”.
(Museo de Historia Natural. Londres)
Los objetos me cuentan
Por supuesto que, más allá del guión de las exposiciones, uno se encuentra con muchas formas de narrar en los museos.
Los propios objetos y obras de arte son un cúmulo infinito de historias, si uno sabe “leerlas”.
Cuando visité el Tate Britain, en 2013, tuve que frenar frente al retrato de Lady Hamilton, y no fue (solo) por apreciación artística. Mi fascinación tenía que ver con mis propias historias: era leer sobre Bonaparte, las guerras napoleónicas y la batalla de Trafalgar. Era ver en TNT, sentada junto a mi abuela, el abrazo apasionado de Vivien Leigh (la misma de Lo que el viento se llevó) con Laurence Olivier. Era pensar en el escándalo de esa época, cuando ella se convirtió en amante de Horatio Nelson, como en un culebrón.

Probablemente me perdí de otras historias: la historia del pintor, la técnica, el rol de los retratos en esa época, cómo llegó el cuadro al museo. Esas historias no las supe leer: me faltaba esa parte de la información, pero el retrato me atrapó por una pregunta: ¿qué historias se esconden en su mirada, milady?


 George Romney, “Lady Hamilton as Circe”; circa 1782.
(Tate Britain, Londres)
Ni les cuento las historias que se despiertan en mí cuando me encuentro frente a tallas maoríes de Nueva Zelanda. Historias personales, historias de viajes, de mitología y narración. Historias de estar estudiando a Marcel Mauss o a Marshall Sahlins para un final de la facultad. Historias de colonialismo y descolonización. Historias de luchas y reivindicaciones. Historias que tienen que ver con mi propia historia o con mi experiencia en el Museo.

Y comparto y entretejo esas historias con las que traen los visitantes: historias de hakas y partidos de rugby, historias de hijos que se fueron a vivir lejos, historias de curiosidad y exotismo e indiferencia… que no son las mismas historias que pueden traer los pueblos originarios que crearon estos mismos objetos.

 Al entrelazar estas historias, ¿cuántas dimensiones puede cobrar un objeto?
 (ipu o contenedor de tinta para el ta moko -tatuaje facial-. Muestra “Tuku Iho. Legado vivo maorí”,
Usina del Arte, Buenos Aires)

Los educadores me cuentan
Como vimos en entregas anteriores, en muchos museos, narran los educadores, iniciando el diálogo entre el público y las obras de arte u objetos.

Narrar en el Etnográfico es buscar este diálogo. Nuestros objetivos han sido:
- entretener y despertar la imaginación
- romper con el discurso informativo
- incorporar nuevos lenguajes artísticos a un ámbito académico
- contextualizar los objetos etnográficos desde la historia oral, las narrativas míticas, el mundo simbólico
- establecer lazos entre los objetos, lo que se cuenta y el público
- generar una conexión entre lo material e inmaterial

Otros museos se acercan a la narración desde otros ángulos.
Eva García, del Museo Thyssen-Bornemisza, hace una presentación maravillosa sobre formas de narrar en el museo: desde el rol del educador, al poner en valor el potencial narrativo de la obra de arte, hasta el uso del relato como disparador, entre otros temas:
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Narrando desde afuera
Por otro lado, el National Museum of the American Indian (NMAI) invita a narradores indígenas a contar y compartir las historias de sus naciones. Los narradores (profesionales) introducen su cultura, de dónde vienen, cómo viven, y luego narran.
Quienes son invitados por el NMAI presentan un abanico de estilos e historias, ya que en la tradición oral hay muchas formas de narrar: en algunas se canta; en algunas se baila; en algunas se narra sin hacer gestos o sin mirar a los ojos; en otras se usan objetos. Algunas narraciones son sagradas y sólo puede contar (u oír) quien está iniciado, o tiene una cierta edad, o pertenece a un sexo en particular.
En este video, Ed Tiulana, de Alaska, cuenta a familias, en un auditorio, con figuras de hilo (a partir de 21:50).

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Hay muchos museos que invitan o contratan a narradores profesionales externos, más allá de la oferta de su programa educativo o de acción cultural.
¿Qué narran? Depende de los objetivos del museo: a veces se narra un repertorio que está en consonancia con la temática del espacio, o dirigido a un público específico (generalmente, niños).

En la Ciudad de Buenos Aires, hay museos que desde hace muchos años trabajan regularmente con narradores que no pertenecen a la institución (sin contar con las actividades de narración que ocurren en eventos especiales como La Noche de los Museos):

- Museo Larreta (Juana La Rosa y Elva Marinangeli han ofrecido o coordinado espectáculos y talleres durante años)
- Museo Sívori (con espectáculos de Marcela Ganapol o de Inés Grimland, por ejemplo)
- Museo Carlos Gardel (con espectáculos de Inés Grimland y varios grupos coordinados o dirigidos por ella).
- Museo José Hernández (Mabel Negri y Celia Planxart coordinan allí un espacio de narración una vez al mes, desde hace varios años)
- MACBA (Valeria Pardini, Verónica Mc Loughlin y Mechi Pugliese realizan actividades ahí dentro del proyecto "Carrusel")- Museo Etnográfico (en el ciclo “Cuentacuentos en el Museo” se invita, una vez al mes, a tres narradores externos al Museo para traer nuevas voces, registros y formas de contar historias de tradición oral).
- Museo del Libro y de la Lengua (con Ana Padovani contando a Cortázar, en el marco de la muestra del autor de Rayuela, por ejemplo)
 Abril 2015. Un ejemplo de los más de 40 cuentacuentos
-y algunos títeres colados-que han venido al Museo Etnográfico en 7 años
Conozco mucho menos acerca de la movida de narración oral en museos en otras localidades del país, pero me gustaría terminar mencionando una experiencia en Olavarría:

Desde hace 7 años, la Red de Museos de los Pueblos de Olavarría (dirigida por Maribel García) recibe, en el mes de abril, a los “50 que cuentan”.
Los “Cincuenta que cuentan” son narradores orales llegados, principalmente, desde Ciudad de Buenos Aires y La Plata, que, durante 3 días, realizan un recorrido por los distintos Museos de los Pueblos e instituciones de la zona. En ese tiempo, narran para chicos y grandes dentro de las salas de los museos o en las calles, plazas y otros espacios.
La gente (de la ciudad de Olavarría, de los pueblos y de otras localidades) acompaña de pueblo en pueblo a estos narradores, visitando los museos y conociendo la historia y el arte local, intercambiando historias y vivencias. Y vuelven todos los años (tanto los narradores como el público).
¿Y qué se cuenta? A veces, se relatan historias vinculadas a las exposiciones (sobre todo si son narradores de la localidad). Otras, los cuentos no tienen mucho que ver con lo que se muestra. Pero las historias circulan. Y los museos, viven.

 “50 que cuentan. Edición 2015”.
Alejandra Oliver Gulle y Teresita Bustos, contando afuera (Espigas)
y adentro (Colonia Hinojo) de los museos 


¿Pero, al final, para qué contar? 
Es una buena pregunta, que tiene infinidad de respuestas. Pero como el infinito es complicado, acá les dejo tres:

Respuesta 1:
aplazar
Somos una especie que necesita sentido, que produce y construye sentido constantemente, para poder vivir, para no morir. Una especie que necesita poner su huella en el mundo y reconocerla. Que necesita, más que nada, ser reconocida. Una especie que se empeña en marcar el espacio, en marcar el tiempo. Por algo las historias empiezan diciendo, érase una vez.
Contamos cuentos para espantar la muerte, para distraerla, para que se rezague, para que se enrede en los hilos de una hermosa trama y no encuentre el camino que indefectiblemente la llevará hasta nosotros. Contamos para aplazar la muerte noche tras noche, como Sherezade.
Nicolás Buenaventura Vidal en “Palabra de Cuentero”


Respuesta 2:
(y de paso, noten cómo organiza la información del relato: él no empieza diciendo “La teoría de Galois consiste en…”. Él dice: “Evariste Galois sabía que era la última noche de su vida…”).
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Respuesta 3:
para qué
¡¿Para qué contar?! Como tantas cosas esenciales en la vida: para nada.
Nicolás Buenaventura Vidal en “Palabra de Cuentero”


¿Colorín colorado?
Debo confesar que escribir estas entregas para ZOOM me dejaron con más preguntas que respuestas… y muchas más ganas de explorar, cual Scherezade (la de verdad, no la de la telenovela turca) esos relatos infinitos que encontramos dentro de los museos.
Creo, también, que quedaron algunos temas sin tratar, como colgados en el aire… como pasa con algunas historias de la tradición oral, que tienen resabios de historias anteriores que dejaron de contarse o que aún no han sido contadas.

Pero como toda historia llega a un final, terminaré como empecé, como narradora:
“Este cuento se ha acabado. Y, tal como me ha pasado, te lo he contado”
… y lo que quedó sin contar, será para otro día, en otra historia (¡y no es cuento!).

 Hasta la visita al museo se termina. Foto: Jens Auer, "No exit???", 2010.
Foto de una instalación de arte en el Hamburger Bahnhof Museum, Berlín, Alemania.
https://www.flickr.com/photos/23307493@N07/5115261756

Gracias (y gracias infinitas a mi -tremendamente paciente- editora: Ana Luz Chieffo, y a todo el equipo de REMCAA por invitarme a este espacio).


Bibliografía para pensar en nuevas historias en los museos:

Fisher, M., et al., The Art of Storytelling: Enriching Art Museum Exhibits and Education through Visitor Narratives, in J. Trant and D. Bearman (eds.). Museums and the Web 2008: Proceedings, Toronto: Archives & Museum Informatics. Published March 31, 2008. Consultado en Junio 2015. http://www.archimuse.com/mw2008/papers/fisher/fisher.html

Halpern, Gabriela y Elena Valente. 2013. “Lengua habla. Los relatos orales en las culturas letradas”. Cabiria Ediciones. Buenos Aires

Hirschman, Sarah. 2011. "Gente y cuentos ¿A quién pertenece la literatura?". Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires.

Roussou, Maria, Laia Pujol, Akrivi Katifori, Angeliki Chrysanthi, Sara Perry and Maria Vayanou. "The museum as digital storyteller: Collaborative participatory creation of interactive digital experiences." MW2015: Museums and the Web 2015. Published January 31, 2015. Consultado en Junio 2015.
http://mw2015.museumsandtheweb.com/paper/the-museum-as-digital-storyteller-collaborative-participatory-creation-of-interactive-digital-experiences/ 

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