Zoom: Los públicos de los museos ¿Por donde empezar?

Zoom3, tinta de Valeria Traversa


Los estudios de públicos pretenden ocuparse de toda la gama de comportamientos y actitudes, hábitos culturales y construcciones imaginarias ligados al modo en que la gente utiliza su tiempo libre en los espacios concebidos para la recreación y la información. Esto no es, por lo tanto, sólo competencia del campo cultural, sino que tiene una evidente dimensión política. El uso del tiempo libre nos construye como ciudadanos, como sujetos sociales “sujetados”, nos impulsa o nos impide pensar, sentir y actuar sobre la realidad y sobre nosotros mismos”
Néstor García Canclini (1)

La necesidad de un estudio de públicos en un museo surge de la revisión institucional tendiente a la profundización de su política cultural, o al menos debería surgir de una inquietud interna de la misma institución para revisarse. Conocer a los públicos resulta un paso fundamental a la hora de encarar una planificación que apunte a modificar, redireccionar o reforzar acciones sobre la comunidad en la que se inserta la institución. 

Graciela Schmilchuk indica que se trata más bien, por parte de cada museo, de buscar y conocer la bibliografía disponible, de asumir que en esas instituciones converge una determinación múltiple: el compromiso con la preservación del patrimonio, con la visión que los patrocinadores necesitan legitimar pero, sobre todo con la sociedad. Hay que comenzar a detectar problemas, deslindar responsabilidades y poner a disposición de los visitantes los mejores recursos actuales.(2) 

La cuestión de los públicos es compleja y como tal, demanda un enfoque responsable y cuidadoso. Esto se debe a que existen numerosas tipologías de estudios de visitantes que se han ido desarrollando prototípicamente desde principios del siglo XX pero han cobrado intensidad en los años ’60. Américo Castilla realiza un repaso por el abordaje de este tema en Francia y América Latina, explicando que durante mucho tiempo el “cuenta-ganado” fue el único dispositivo de medición del éxito o fracaso de una institución abierta al público. No es casual que la expresión del instrumento de medición se refiriese al visitante como vacas que entran al frigorífico (…) los estudios actuales no se refieren sólo a las cabezas de los visitantes, sino también a sus cuerpos, sus conductas, filiaciones, hábitos, géneros y edades, en función de exposiciones con metas muy precisas de comunicación y recepción.(3)
exhibición Pablo Picasso en Stedelijk Museum (1956)
créditos: Maria Austria 

Por supuesto, la cuestión del contexto es imprescindible a la hora de pensar en quiénes visitan el museo, pero también es importante para la institución definir los objetivos de la investigación para analizar cuántos de esos resultados está dispuesto a asimilar realmente para asumir un cambio paulatino. 

Repasando los numerosos tipos de estudios de público  existentes – de los cuales se desprenderán luego las metodologías de estudio – encontramos las del tipo cuantitativo que reúnen información sobre un conjunto limitado de variables: éstas incluyen los datos duros en relación a cantidad de personas que ingresaron al museo detallados por edad, ocupación, nivel socio-económico, nivel de estudios, sexo, etc. También pueden registrar y cronometrar recorridos de los visitantes en alguna exhibición o incluir observaciones detalladas sobre algún comportamiento en particular. 

Luego existen los métodos cualitativos que pretenden analizar otro tipo de cuestiones, traducidos en un conjunto de datos más difíciles de comparar entre sí, las llamadas variables “blandas” . Se utilizan conversaciones –espontáneas o inducidas- y observaciones generales. Por último existe el tipo de investigación que busca indagar que sobre aquello sentido o aprendido por el visitante, en términos de cómo el museo generó una experiencia memorable o no.

macba- créditos fotográficos: Keiler Delgado. 
Por supuesto, cada una de las variables a medir responde a una inquietud que los encuestadores desean responder; por lo que la elección de cada método y variable se sigue de esas inquietudes. 
Para elegir el método a utilizar, previamente es importante que el equipo investigador se pregunte qué quiere averiguar de los visitantes y su experiencia; en qué estado del proyecto se encuentra; con qué herramientas y recursos cuenta; quién será la audiencia futura del estudio y a quién se le presentarán esos resultados. En síntesis, qué necesita el museo que el estudio le informe, como herramienta a aplicar. 

Por último, es importante que el museo reflexione sobre qué tan dispuesto está a asumir los cambios que le toquen. Es dable mencionar que además de arrojar datos respecto a quiénes asisten al museo, el estudio advierte una aproximación acerca del no-visitante(4), el público que no se siente invitado. 
De esta manera la investigación sirve como una radiografía de la institución que aporta a elaborar un diagnóstico fundamentado desde donde se desprenderán acciones concretas a implementar. Por este motivo resulta imprescindible un compromiso institucional verdadero y honesto por  parte del museo para repreguntarse y modificarse a sí mismo.

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Notas
(1) García canclini (coord.), El consumo cultural en México, Grijalbo- CNGA, México, 1991 y Consumidores y Ciudadanos, Grijalbo, México, 1995

(2) Graciela Schmilchuk. Venturas y desventuras de los estudios de públicos. Referencia electrónica  ceas.files.wordpress.com/2007/03/balance-est-pub-museos-gs1.pdf [Fecha de consulta: 28 de agosto de 2014 – Disponible online] 

(3) Américo Castilla. Prólogo a la edición en español (cap) en El museo y sus públicos. El visitante tiene la palabra, de Jacqueline Eidelman, Mélanie Roustan y Bernardette Goldstein (comp). Fundación TyPA, Ed. Ariel. Buenos Aires, 2013.  

(4)(…)También hay visitantes pendientes, los que aún no fueron; resistentes, los que creen que nunca irán; desconcertados, los que aún no descubrieron el placer de concurrir y navegar por sus interminables ventanas (…). Silvia Alderoqui. Preludio, Elogio del visitante (cap) en La educación en los museos, Silvia Alderoqui y Constancia Pedersoli. Ed. Paidós, Buenos Aires, 2011.  

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